QUÉ VER EN OVIEDO
LOS RINCONES QUE NO TE PUEDES PERDER (PARTE 1)
Asturias es un paraíso natural, nos lo vienen diciendo desde hace muchos años. El verdor de sus paisajes, su historia, sus rutas culturales y su famosa (y riquísima) gastronomía, hacen de esta provincia un lugar imprescindible que conocer de nuestra bella España. Hoy vamos a empezar descubriendo qué ver en Oviedo, la capital del Principado de Asturias.
Como esta ciudad tiene muchísimo para descubrir y conocer, ponerlo todo en un solo artículo sería muy pesado. Por ese motivo, aquí os dejo la primera entrega de Qué ver en Oviedo.
JARDÍN DE LOS REYES CAUDILLOS
En 1942, aprovechando el solar de una de las viejas casas derribadas durante la remodelación del entorno de la Catedral, se decidió crear un espacio al aire libre que sirviera de homenaje a los reyes asturianos.
El conjunto, de marcado carácter clasicista, es obra de varios autores, y está ubicado en el costado Norte de la Catedral. Dentro del interior del recinto se representan las figuras de los doce Reyes que recorren la historia del Principado de Asturias.
En un mural están los tres primeros, Pelayo (representado con capa al aire y semblante de guerrero aguerrido), Favila (de espaldas y apoyado en su caballo, resaltando así su debilidad) y Alfonso I (que se muestra orgulloso tras la consolidación del reino). Representados en estatuas figuran Fruela I (primer rey que fijó en Oviedo su residencia y que aparece en la hornacina central, sentado en su trono), Ramiro I y Alfonso III. En bustos, Aurelio, Silo, Mauregato, Bermudo I y Ordoño I.
La inauguró, el 5 de septiembre de 1942, el Caudillo Francisco Franco Bahamonde, coincidiendo con el Milenario de la Cámara Santa. Esta era su primera visita civil a la ciudad, tras la Guerra Civil. La realizó con el objetivo de conmemorar el XI Aniversario de Alfonso II “el Casto”, rey a quien Oviedo debe su capitalidad, y cuya estatua, en el exterior del jardín, preside el recinto.
A él también le está dedicada la plaza que se extiende ante la catedral.
CASA DE LA RÚA
Se trata de una construcción palaciega de estilo gótico tardío. La mandó construir Alonso González de la Rúa, contador de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV. Pese a sufrir algunas modificaciones, como la eliminación de la torre del flanco izquierdo, aún conserva su aspecto de fortaleza medieval.
Es el único edificio civil superviviente del gran incendio de la ciudad acaecido en la Nochebuena de 1521. Está declarado Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.
La fachada principal destaca por el arco dovelado de la puerta, adornado por los escudos de armas. El patio interior posee un bello jardín (ahora cubierto), sustentado por una decena de arcos poligonales. También cuenta con una capilla, de estilo barroco, que destaca como una de las mejores de Asturias.
Sus propietarios actuales, la familia Navia-Osorio (marqueses de Santa Cruz de Marcenado), han reformado las dos plantas superiores para su residencia privada y archivo. También han rehabilitado las dos plantas bajas como centro de eventos.
ESTATUA DE LA REGENTA
La escultura, de tamaño ligeramente superior al natural, realizada en bronce en 1997, es obra de Mauro Álvarez Fernández. Recrea a una dama de finales del siglo XIX, representando a Ana Ozores. Es un homenaje al personaje y a la obra, en general, del gran literato Leopoldo Alas.
La Regenta es la primera novela de Leopoldo Alas «Clarín» (con 33 años). Se publicó en dos tomos, en 1884 y 1885.
En palabras de su autor, «fue escrita como artículos sueltos que según iba escribiendo iba mandando al editor». Gran parte de la crítica la ha considerado la obra cumbre de Clarín y de la novela española del siglo XIX, la segunda de la literatura española (después del Quijote) y uno de los máximos exponentes del naturalismo y del realismo progresista.
La acción transcurre en Vetusta, una ciudad provinciana española tras cuyo nombre enmascaró Clarín a la capital asturiana. La obra sólo pudo ser publicada en Barcelona, ya que constituyó un verdadero escándalo en su momento, sobre todo en Oviedo:
“En Vetusta vive Ana Ozores, casada con don Víctor Quintanar, regente de la Audiencia, al que está unida por un matrimonio de conveniencia. La frustración y el aburrimiento la llevan a buscar consuelo en la religión. En ese entorno conoce a don Fermín de Pas, magistral de la catedral, que se convierte en su confesor y consejero espiritual. Con el trato, el Magistral acaba enamorándose de Ana, pero ella se hace amante de don Álvaro Mesía, el “don Juan” de Vetusta; movido por los celos y el resentimiento, el magistral consigue que el marido de Ana se entere de su infidelidad y rete a duelo a su rival; don Álvaro mata a don Víctor y huye. Ana cae enferma y, cuando decide salir de su encierro volviendo a la catedral y a su amado confesor, se encuentra con el desprecio y la indignación del Magistral.”
El obispo publicó en su contra una Pastoral que mereció una réplica de Clarín.
Aunque nació en Zamora, Clarín era de familia asturiana y desde los siete años vivió en Oviedo. Es uno de los más grandes escritores del siglo XIX español. Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, en 1871 se trasladó a Madrid, donde residió hasta 1882. Se dio a conocer como crítico literario y articulista. En 1883 regresó a Oviedo para ocupar la cátedra de Derecho Romano.
PLAZA DEL FONTÁN
Su nombre proviene de la fuente manantial (o fontán) que llenaba la primitiva laguna que se encontraba en esa zona.
Inicialmente, era una laguna natural a las afueras de la ciudad, abastecida por manantiales naturales que brotaban en la zona y rápidamente se convirtió en zona de recreo de los nobles ovetenses. Durante este tiempo, los campesinos, que vivían en las afueras de la ciudad, se acercaban hasta este lugar a vender sus productos (leche, verduras, quesos, gallinas, etc.). Con este incesante movimiento no tardaron en aparecer los artesanos tales como herreros, cesteros, etc.
Debido a que la laguna empezaba a representar un problema sanitario por su insalubridad, se decidió desecarla en 1523. En 1559 se finalizó la obra, construyéndose un lavadero y una fuente. Tras diversas reformas, en 1792 se pretendió dejar la plaza como un lugar rectangular, abierto por cuatro entradas y departamentos para tiendas, de planta y piso, recorridas en su perímetro interior y exterior por un pórtico. La obra concluyó sin que se siguiera el proyecto inicial. Los almacenes de las tiendas se fueron convirtiendo en viviendas y varios edificios se modificaron durante el siglo XIX. No obstante, mantiene el espíritu con el que fue concebida.
Entre la fuente y el Arco de los Zapatos, sentada en un banco, está la escultura de “La bella Lola”, la célebre protagonista de la popular habanera de Arturo Dúo Vidal.
Fue colocada en este lugar el 11 de agosto de 2009 para conmemorar el hermanamiento entre Oviedo y Torrevieja, ciudad ésta que selló dicho hermanamiento donando esta réplica de la original que embellece el Paseo Marítimo de esa ciudad alicantina. Pensativa y con mirada ausente, evoca los sentimientos de todas las mujeres que veían partir al mar a los suyos.
MERCADO DEL FONTÁN
Es la primera Plaza de Abastos cubierta de Oviedo, obra de 1885 que abre todos los días de la semana excepto el domingo y en la cual se venden pescado, carne, queso y todo tipo de productos típicos asturianos.
CAÑO DEL FONTÁN
Situada en uno de los ángulos del Palacio del duque del Parque, anteriormente había sido una laguna, hasta que en 1523 se decidió secarla y se construyó el lavadero.
Edificada con bloques de sillares, en la parte alta hay un florón con cruz y los caños, en la parte inferior, son dos rosetas bajas. Fue inaugurada en 1657.
Para acceder a la fuente es necesario descender varios escalones, ya que se encuentra dos metros por debajo del nivel de la plaza. Para beber del cañu, es necesario arrodillarse y casi tocar la cabeza con el suelo, dado que se encuentra a ras del suelo. El oportuno Luis de Tapia compuso unos versos, muy populares, que ponían a cada quien en su lugar:
Hubo en Oviedo
(y mi abuela lo contaba con afán)
una fuente a ras del suelo
que era el «Cañu del Fontán».
Caño de tan bajo trazo
hacía al más alto ser
doblar el recio espinazo
al inclinarse a beber.
Y tan humilde ejercicio
iba quitando, en verdad,
a muchas gentes el vicio
de su altiva vanidad.
En Oviedo, cuando alguno,
por su abolengo o su prez
presumía, inoportuno,
de mal fundada altivez,
la turba de gente nueva
decía de tal truhán:
“hay que llevalu a que beba
en el cañu del Fontán”.
AYUNTAMIENTO
Tras la creación del municipio por el Fuero de Oviedo, se inicia la andadura de la casa consistorial. Los gobernantes, al ir creciendo la importancia del municipio, decidieron trasladar la sede consistorial del atrio de la Iglesia de San Tirso al nuevo edificio.
En 1622, Juan de Naveda diseña el nuevo edificio de tres plantas (la planta baja porticada), aprovechando de soporte la vieja muralla de la ciudad y la puerta de Cimadevilla, por donde aún es posible transitar bajo de la torre, correspondiéndose con la antigua puerta. En 1671 se finalizan las obras, reformándose el edificio años más tarde, en 1780.
A finales del siglo XVI existía en la plaza una fuente de cuatro caños, de notable factura, que fue demolida a mediados del siglo XIX. De ella nos ha llegado un león de mármol, tallado en 1803, que hoy puede admirarse a la puerta del Ayuntamiento.
Durante el sitio de Oviedo, en la Guerra Civil, el Ayuntamiento quedó arrasado, modificándose durante la reconstrucción el diseño del torreón que se asienta sobre el Arco de Cimadevilla. En esta intervención se realizó, asimismo, la Cruz de los Ángeles de su fachada y la inscripción que puede leerse sobre el arco lateral que da hacia la calle Jesús: «Muy Noble, Muy Leal, Benemérita, Invicta, Heroica y Buena Ciudad de Oviedo».
ANTIGUO HOSPICIO
En 1752 se inició la construcción del Hospital Hospicio de Oviedo por orden de Isidoro Gil de Jaz, regente de la audiencia del Principado de Asturias, siendo proyectado por el arquitecto Pedro Antonio Menéndez de Ambás.
Su fachada principal, toda de sillería, está coronada por un escudo central barroco de grandes dimensiones (copia en caliza del original, construido en arenisca blanda). Sobre un pórtico de siete arcos se eleva el piso principal, con balcones de hierro forjado. Toda la fachada está terminada por un barandal de piedra labrada.
En su interior se abren dos grandes patios: el de Gil de Jaz y el de la Reina, de galerías porticadas de madera que recuerdan, por su espaciosa disposición, las viejas plazas castellanas.
La capilla del complejo es diseño del arquitecto madrileño Ventura Rodríguez. Se inició su construcción en 1768, siendo finalizada, según una inscripción, en 1770, en el reinado de Carlos III. Interiormente es una capilla de planta circular. Por la parte exterior es octogonal, todo ello ejecutado en orden dórico. Sobre un ático que contiene el cuerpo de luces se levanta la cúpula, adornada con casetones y florones.
El edificio fue restaurado en 1942 por la Diputación Provincial de Oviedo. Desde 1972 alberga un hotel de cinco estrellas llamado Hotel de la Reconquista, siendo una de las sedes principales de los Premios Príncipe de Asturias al albergar las recepciones oficiales, la zona de prensa, votaciones, etc.
En 1973 fue declarado Bien de Interés Cultural.
EL CARBAYÓN
Estaba situado en el extremo inferior del Campo de San Francisco, lugar de recreo y paseo de los ovetenses a lo largo de los años. En 1874 se construyó la estación de tren, a 1 km del centro, y se proyectó un vial para unirlos. El proyecto se tradujo en las actuales calles de Uría y Fruela, que bordeaban el extremo inferior del Campo de San Francisco, y dejaron aislado al Carbayón del resto del Campo y molestando la circulación por la calle de Uría.
Tras un informe del jardinero municipal favorable a la tala, en 1879 se reunió el ayuntamiento para discutir qué hacer con el árbol. Tras dos votaciones nulas, en la tercera la Comisión de Paseos y Arboledas votó a favor de la tala por catorce votos a nueve, y el 2 de octubre de 1879 se hizo efectiva la tala. En esos días se creó el semanario, primero, y luego diario El Carbayón, el cual, en su primera edición, lo rememoró de esta manera:
Aquí estuvo el Carbayón,
seiscientos años con vida
y cayó sin compasión
bajo el hacha fratricida
de nuestra corporación.
Este pasquín respetad,
si sois buenos ovetenses,
y en su memoria llorad
todos los aquí presentes
por el que honró la ciudad.
Para perpetuar su memoria, en marzo de 1949 la corporación instaló una placa conmemorativa en la acera de la calle de Uría, en el mismo lugar en el que estaba situado el árbol. En la placa se lee la siguiente inscripción: “Aquí estuvo durante siglos el Carbayón, árbol simbólico de la ciudad, derribado el II de octubre de MDCCCLXXIX”.
*Si queréis saber de dónde vienen los «pasquinos» y conocer alguno de los más famosos, os dejo el enlace a la página de Roma Infinita: Pasquino (Estatuas Parlantes de Roma).*
En 1950 se plantó un nuevo roble, junto a los jardines del Teatro Campoamor, que fue conocido popularmente como El Carbayín, en torno al cual se colocó una verja con la siguiente inscripción:
“Como continuador de aquel árbol simbólico que nos dio el título de carbayones, el Ayuntamiento plantó este roble el día XI de febrero del año de gracia de MCML”.
No obstante, pocos años más tarde se secó, y en 1970 fue sustituido por otro, traído de San Lázaro de Paniceres, que aún hoy en día se levanta en la parte trasera del citado teatro dando nombre a la plaza que lo acoge.
Espero que te haya gustado esta primera entrega de qué ver en Oviedo. No te dejes la segunda parte.
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2 Comentarios
María Méndez
Muy pronto hablaremos de la sidra, ya que la visita debería de hacerse estando sobrio 😉
Juan M. Arroyo
Muy interesante,pero ni se menciona la sidra. Hay???