LA ALBERCA
LA BELLEZA DE UN PUEBLO DETENIDO EN EL TIEMPO
Esta semana pasada nos hemos escapado a Salamanca, una ciudad que adoramos, y hemos aprovechado para hacer redescubrir el precioso pueblo de La Alberca.
Seguramente el nombre os suena, puesto que es muy famoso. ¿Quién no ha oído hablar de sus preciosas callejuelas estrechas ancladas en el tiempo, adornadas por multitud de preciosas flores?
El nombre del pueblo proviene de la palabra hebrea «bereka» unida con el artículo árabe «al», y significa «lugar de aguas«. Sobre su origen, hay vestigios de época prehistórica, de romanos, godos… Pero es entre los siglos XII y XIII cuando esta zona de montaña empezó a incrementar significativamente su población. La mayoría de sus nuevos habitantes eran de origen francés, de ahí la gran cantidad de nombres en los alrededores que hacen referencia a ello, como la Peña de Francia, Sierra de Francia… Toda esa zona la podremos apreciar desde el mirador del pueblo.
Nuestro día de visita ha sido soleado y caluroso, pero por suerte la mayoría de las preciosas calles de La Alberca tienen sombra a lo largo del día, además de bancos de piedra la mar de fresquitos y una pequeña fuente donde nos podremos aliviar del calor.
Otra de las curiosidades de este pueblo son las marcas que hay en la mayoría de los dinteles de las puertas que, presumiblemente, eran para reafirmar la fe de los moradores de las viviendas. Junto a estas marcas podemos ver, en algunas, las fechas de fundación de las casas.
Y tras recorrernos casi todo el pueblo, vamos a dar con una escultura de un marrano.
Este cerdo (garrapato lo llaman allí) representa la tradición y festividad del Marrano de San Antón.
Cada 13 de junio, un marrano es bendecido y liberado en las calles de La Alberca. Lleva una campana atada al cuello, alertando de su presencia. Los propios vecinos del pueblo son los que alimentan y dan cobijo al animal hasta el 17 de enero, festividad de San Antón.
Antiguamente, al llegar esa fecha, el marrano se entregaba a la familia más pobre del pueblo. Un gesto que demuestra la belleza interior de los habitantes de este maravilloso lugar. Hoy en día, el cerdo se sortea en una subasta, y la recaudación se destina a obras sociales. Nos ponen muy fácil amar La Alberca.
Tras una mañana intensa visitando cada rincón, entrando en sus tiendas de artesanía y souvenirs, y con bastante hambre, nos dirigimos al Restaurante el Castillo. Este local, que además es hostal, cuenta con una terraza preciosa, y fresquita, donde disfrutar de tu comida empapándote de naturaleza: el sonido del río que pasa por debajo, los pájaros, las espectaculares vistas… ¡Nos encanta!
Tanto el restaurante como el hostal forman parte del complejo hotelero La Abadía de los Templarios. Es un lugar de ensueño para pasar unos días en la naturaleza mientras te mimas. Estaba cerrado aún el día que fuimos debido al Covid, pero os dejo una imagen del exterior. Pronto hablaremos de este lugar y otros parecidos donde dormir como un rey 😉
¿Ya conocías La Alberca? Cuéntamelo en los comentarios 😉
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